La misión...


"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca ; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abra
zado."

- Salomón, Proverbios 4:5-9 -

martes, 2 de noviembre de 2010

JESÚS NO TRAJO PAZ, TRAJO REFORMA

Mateo 10:34

En medio de tiempos difíciles, violentos, de escasez (económica, de valores, de moral, de hermandad)… ¿qué estarías dispuesto a hacer para restablecer el orden? ¿Qué estarías dispuesto a dar para restablecer el orden? ¿Qué estarías dispuesto a perder para restablecer el orden?

Nosotros, como hijos de Dios, somos (o deberíamos ser) agentes de cambio: somos de bendición en donde nos paramos, y en todo lugar al que llegamos hay necesidad; es preciso que en el lugar en donde nos encontremos halla reforma.

- Pero la reforma no siempre significa paz, o que la reforma se llevará a cabo en paz; a esto es a lo que se refería Jesús en Mateo 10:34. Reforma significa: dar nueva forma.

Jesús vino a la Tierra a restablecer el orden. Llegó en tiempos de desorden, de religiosidad, de violencia y hostigamiento (en ese tiempo, los judíos estaban bajo el yugo romano), tiempos difíciles y de escasez de todo tipo.

- Los judíos esperaban a un Mesías que viniera a traerles paz, consolarlos y a vengarlos de sus enemigos, pero resulta que Jesús vino a decirles: si alguien te hiere en una mejilla, ponle la otra; si alguien te ha ofendido, debes perdonarle, y no solo una vez, sino hasta 70 veces 7; si alguien repudia a su mujer y la abandona, y se casa con alguien más, es adultero, pues el matrimonio es un pacto sagrado; el que quiera ser el mayor entre sus hermanos, debe ser el menor en humildad y servicio. El cambio debía efectuarse primero en ellos mismos.

- Jesús sacudió a la gente de su tiempo. Rompió esquemas, hizo lo que nadie hizo, cambió las formas. Reformar no es cambiar una cosa por otra, es transformar la misma cosa en algo mejor.

Jeremías 18:3-6 En esta visión de Jeremías, el alfarero (Dios) se encuentra moldeando una vasija (el ser humano), y ésta se le echa a perder en su mano; pero hay algo que roba mi atención: el alfarero no desprecia al barro ni lo desecha por haberse echado a perder, sino que lo toma de nuevo para empezar a moldearlo de nuevo. Dios no desea cambiarnos, desea transformarnos en algo mejor, la misma esencia pero con un nueva forma (reforma).

- Jesús no vino a cambiarnos, vino a transformarnos; porque hay otra forma de hacer las cosas, podemos hacer las cosas de diferente manera: no como todos lo hacen, sino como debe hacerse. Para poder hacerlo, debemos renovar nuestro entendimiento Romanos 12:2.

+ Por eso Jesús dice en Mateo 5:17 que él no vino a abrogar (abolir, revocar) la ley (mandamientos y voluntad de Dios) sino a cumplirla. No vino a escribir la ley en tablas, sino en nuestros corazones Hebreos 8:10, es decir, nos enseñó que las cosas deben hacerse por la razón correcta. Jesús hizo una reforma en la Tierra volviendo las cosas a su esencia primera. Cambió las formas, no la esencia.

- Pero el hacer lo correcto no siempre es fácil, él tuvo que pagar un precio: Le odiaron, lo difamaron, lo criticaron, lo traicionaron, lo maltrataron, lo mataron…Jesús mismo pagó el precio de reformar las cosas, para cambiar las cosas, porque sabía que sin reforma, no hay crecimiento.

- Esto no quiere decir que tengas que morir al provocar una reforma, pero el hacer bien las cosas no siempre es fácil, y se tiene que pagar un precio. ¿Qué estás dispuesto a hacer para restablecer el orden? ¿Qué estarías dispuesto a dar para restablecer el orden? ¿Qué estarías dispuesto a perder para restablecer el orden?

Nosotros, tú y yo estamos llamados a reformarnos continuamente y así, reformar nuestro entorno: hacer las cosas de manera diferente, sacudir a la gente, romper esquemas, hacer lo que nadie hace, cambiar las formas tal como Jesús lo hizo. Hay que pagar el precio, hay que esforzarnos; porque para reformar, primero hay que ser reformados: Dios nos llama a transformarnos mediante la renovación de nuestro entendimiento. Jesús dijo que nosotros haríamos cosas mayores que las que él hizo Juan 14:12; y si vamos a hacer cosas mayores que las suyas, significa que tendremos retos mayores que los que él tuvo; pero también es cierto que si se nos fue encomendada esta misión, es porque tenemos la capacidad de llevarla a cabo. ¡Comencemos hoy nuestra reforma!