La misión...


"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca ; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abra
zado."

- Salomón, Proverbios 4:5-9 -

lunes, 29 de noviembre de 2010

Reforma del pacto

Jeremías 32: 38-41

El pueblo de Israel en los tiempos del profeta Jeremías, era un pueblo inconstante y con falta de compromiso. A lo largo de todo el libro de Jeremías, vemos a Dios tratando de llamar la atención de la gente para llevarlos a enmendar su camino y retomar al pacto que tenían con Él, un pacto que ellos habían violado Jeremías 11:10. Estas personas tenían un compromiso con Dios y decidieron menospreciarlo (tenerlo en poco) y posteriormente, despreciarlo (desecharlo). Había solo una cosa que Dios quería de ellos: el corazón, que hicieran las cosas para Él de corazón.

Cuando realmente nos comprometemos con algo, es porque hemos puesto el corazón en ello, porque estamos realmente dispuestos a llevarlo a cabo; eso es un pacto: un compromiso que nos mueve, y no un contrato que nos obliga. ¿Cuántas veces nos hemos propuesto una meta y la hemos abandonado por falta de compromiso? Empezamos bien, pero luego lo menospreciamos y lo despreciamos. Muchas veces hemos prometido cosas a Dios, y no hemos sido constantes en el cumplimiento de esas cosas. Nosotros podremos olvidar nuestros compromisos, pero Dios no. Él nos exige una cosa pequeñita pero difícil a la vez: constancia (continuidad, seguimiento, renovación).

En cuanto a responsabilidad, Dios es completamente diferente a nosotros: todo lo que Él promete se convierte en pacto; podemos estar seguros de que lo cumplirá por su fidelidad Hebreos 10:23. Pero no es fácil cumplir con nuestra parte…nunca lo ha sido, pues el ser fieles es algo que debemos aprender, porque no es un atributo que gobernemos.

La palabra hebrea para designar al pacto es “bereeth“, que significa: amarrado/ un lazo que no se puede romper. Esta es la percepción del pacto que Dios tiene, un compromiso tan fuerte con su propia palabra, que es impensable la posibilidad de que la rompa. Pero a pesar de esto, un pacto, por sagrado que sea, puede romperse, esto es: mediante el incumplimiento de alguna de las partes…que generalmente es de nuestra parte. Cada que Dios pacta con nosotros, pone toda su confianza en que cumpliremos.

Pero a pesar de todo, Dios sigue utilizando los pactos porque busca que aprendamos a hacer valer nuestra palabra, y que si hemos olvidado nuestros compromisos, podamos reformar nuestra manera de entenderlos y afrontarlos.

Jeremías 32:38-41 Dios se cansó del pueblo inconstante y con falta de compromiso de los tiempos de Jeremías, y declaró con toda certeza que existiría gente diferente; gente que iba a ser fiel y constante en sus decisiones, con corazón y camino nuevos, capaces de sostener un pacto eterno, temerosos de Dios (respetuosos, obedientes) y que se alegraría en hacerles bien con todo Su corazón y con toda Su alma.

¡Nosotros somos esas personas! Tenemos la oportunidad de ser esas personas. Dios quiere que aprendamos a ser constantes en nuestros caminos, desea pactar con nosotros, pero no un pacto perecedero, no de letra ni de palabra, sino escrito en nuestros corazones…un bereeth que sea irrompible 2Corintios 3:3-6
Debe haber un cambio total en nuestro ser y nuestro hacer, una nueva percepción de Dios, una nueva investidura, un hombre nuevo, un pacto reformado… para poder lograr una reforma, debemos estar comprometidos con ella, debemos desarrollar la capacidad de ser constantes en nuestras decisiones y con nuestras acciones. Es necesario que comiences tu reforma, pero sobre todo, que te comprometas a reformarte constantemente.

Es por eso que debemos esforzarnos, pues muchas cosas dependen de nuestra integridad al pacto de reforma. Y en medida que permanezcamos constantes, Dios promete estar continuamente con nosotros.

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:9