La misión...


"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca ; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abra
zado."

- Salomón, Proverbios 4:5-9 -

jueves, 23 de febrero de 2012

CIUDADANÍA CELESTIAL

Éxodo 19:5,6
Existen diversas ciudadanías en el mundo, la principal forma de obtenerla, es a través del nacimiento; la ciudadanía es: “el derecho a pertenecer”, y la gente que la ejerce, también se hacen acreedores a los derechos y obligaciones característicos del lugar a donde pertenecen. De acuerdo al lugar al que pertenece, el individuo obtiene características culturales específicas, es decir: un estilo de vida que le caracteriza.
Jesús manda a sus discípulos a que prediquen el Reino de los cielos (Mateo 10:7,8). De hecho, Jesús pasó su tiempo en la Tierra predicando el Reino (Mateo 4:17/Marcos 1:15), Él dijo que:
* El Reino era de los pobres de espíritu (humildad). Mateo 5:3
* El Reino es de los que padecen persecución (esfuerzo). Mateo 5:10
* El que hace la voluntad del Padre entrará en el Reino (obediencia). Mateo 7:21
* Si no somos como niños, no entraremos en el Reino (sinceridad). Mateo 18:2-4
* El Reino es para los valientes (valentía). Mateo 11:12
* Los indecisos no son aptos para el Reino (compromiso). Lucas 9:62
* Buscar el Reino es una prioridad (confianza). Mateo 6:33
* Si no naces de nuevo, no puedes ver el Reino (pertenencia) Juan 3:3
Pero a todo esto, ¿qué es el Reino? El Reino es: gobierno. El Reino de Dios, es gobierno de Dios. Yo pertenezco al Reino de Dios cuando permito que Dios gobierne mi vida: pensamientos, acciones, emociones, conducta, carácter, economía, entendimiento. Y aunque pudiera sonar impositivo y prohibitivo, no lo es. No se trata de renunciar a nosotros mismos, se trata de endosar voluntariamente nuestro ser al ser de Dios.
El Reino no es una dictadura, es una monarquía. No es un sistema al que estamos obligados a obedecer por la fuerza o por temor al castigo, hay un Rey a quien se busca agradar y servir por amor, para honrarle.
El Reino no es nada nuevo. El Reino es algo que tuvimos y perdimos en el Edén. El hombre de Dios fue creado bajo el gobierno y protección divina, pero desde el momento en el que el hombre decide pecar, también menospreció el gobierno de Dios sobre sus acciones, pensamientos y entendimiento; pensó que estaba bien hacer lo que le pareciera mejor, lo que pensaba que era correcto. El Reino no es nada nuevo, Dios lo seguía anunciando a través de los antigüos profetas una y otra vez, porque a pesar de todo, Dios seguía insistiéndonos en querer ejercer su gobierno sobre nosotros, por nuestro bien. Sin embargo, fueron pocos los que lo alcanzaron (Mateo 8:11,12), ni aún a quienes iba dirigido, porque no es fácil.
Hebreos 11:13-16 nos dice que hubo grandes hombres que murieron creyendo que eran extranjeros en la Tierra, que aunque habitaron entre nosotros y vivieron como nosotros, hicieron cosas extraordinarias y vivieron una vida ejemplar, porque entendieron que aunque estaban aquí, no eran de aquí, sabían que tenían una patria celestial, una ciudadanía celestial y un Padre celestial, tenían el gobierno de Dios en sus vidas y actuaron de acuerdo a este. Es lo que Jesús le dice al Padre cuando ora por sus discípulos en Juan 17: “están en el mundo, pero no son de este mundo, así como yo (Jesús) no soy de este mundo, no te pido que los quites del mundo, sino que los libres de todo mal”.
Cuando Jesús predicaba diciendo que el Reino se ha acercado, nos dice que es el mejor momento para dejar que Dios gobierne nuestras vidas. Que como aquellos hombres, tenemos una ciudadanía celestial que tal vez hemos descuidado, una ciudadanía que obtuvimos por nacimiento desde el momento en el que aceptamos a Jesús como nuestro salvador y le dimos el control de nuestras vidas. Si no naces de nuevo, no puedes ver el Reino (Juan 3:3), debemos ser personas que ejercen su ciudadanía, ¡ejercer nuestro derecho de pertenecer al Reino!, con sus derechos y obligaciones; debemos desarrollar una cultura de Reino, un estilo de vida que nos caracterice, una vida de: humildad, esfuerzo, obediencia, sinceridad, valentía, compromiso y sentido de pertenencia. En Mateo 8:11,12 Jesús dijo que habría hombres que se sentarían con estos grandes hombres en el Reino de los cielos. Nosotros somos esos hombres y mujeres, nosotros estamos llamados a tomar el Reino.
Éxodo 19:5,6 Es una palabra profética para nuestros tiempos, Dios dijo que seríamos un Reino de sacerdotes y gente santa que oyera su voz y guardara su pacto. Gente que hiciera Su voluntad para entrar en el Reino (Mateo 7:21), que está reservado sólo para valientes (Mateo 11:12), gente segura de su ciudadanía y gente comprometida que pudiera decir con toda seguridad: Soy habitante del Reino, porque el Reino me habita a mí.