La misión...


"Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca ; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abra
zado."

- Salomón, Proverbios 4:5-9 -

miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL PLAN DE SALVACIÓN DE 1,500 A. C.

¿Qué pensarías si te dijera que desde mucho antes de Jesús, Dios ya había trazado la estrategia para que fuéramos salvos? Dios ya había puesto en práctica un plan a través de un hombre dispuesto a protagonizar un proyecto de libertad y de vida. Pero fue hace unos 3500 años. Fue un plan perfecto, pero el protagonista no fue fiel
Ha habido personas que marcan una era. Son aquellos que trastornan su entorno, a sus contemporáneos y todas las áreas de su mundo: político, social, cultural, económico, espiritual… unos verdaderos reformadores. Para entender mejor esto, quiero hablarte de dos personajes bíblicos que seguramente ya conoces, pero vamos a estudiarlos de una forma distinta, vamos a relacionarlos para que podamos entender la importancia y la trascendencia de lo que cada uno hizo, estos personajes son: Jesús y Moisés.
1. Sus nacimientos trataron de ser impedidos. En el caso de Moisés, el Faraón en su época mandó matar a todos los varones recién nacidos pero Dios lo salva. En el caso de Jesús, Herodes mandó matar a todos los bebés menores de 3 años, pero Dios le salva cuando María y José huyen a Egipto.
2. Fueron arrebatados de sus contextos, de su origen. En el caso de Moisés, después de ser salvado de morir, es separado de su familia y de su pueblo y es educado por la hija del Faraón. En el caso de Jesús, dejó todos sus privilegios en los cielos para venir a la Tierra a vivir como nosotros.
3. No se sabe de ellos en largo periodo de tiempo. En el caso de Moisés, después de huir de Egipto, empieza a vivir en el desierto, se casa, tiene familia y comienza a trabajar para su suegro, pero de esta etapa hasta el momento que Dios lo llama en la zarza, pasan cerca de 40 años. En el caso de Jesús, después de enseñar en el templo a la edad de 10 años, no se sabe de él sino hasta el momento en el que es bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán, pero habían ya pasado 20 años.
- Aunque en la Biblia no se menciona qué fue de ellos en esos años, ciertamente fue un proceso de preparación de parte de Dios para ambos. Estaban en espera del inicio de sus respectivos ministerios.
4. Fueron puestos para traer libertad. En el caso de Moisés, su misión era sacar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto; este ministerio, fue anunciado por los profetas desde mucho tiempo antes, aproximadamente 450 años antes del llamado de Moisés. En el caso de Jesús, su misión era sacar a la humanidad de la esclavitud del pecado; este ministerio fue anunciado por los profetas cerca de 700 años antes del llamado de Jesús.
5. Tuvieron ministerios de poder. Dios hablaba y obraba a través de ellos por muchas señales, prodigios y milagros; además de que tenían la capacidad de hablar con Dios cara a cara. En el caso de Moisés, Dios hablaba y obraba con el pueblo a través de él por muchas señales: las 10 plagas, la apertura del mar rojo, la columna de fuego, la nube, el agua en la roca, el maná del cielo… En el caso de Jesús, Dios hablaba y obraba con el pueblo a  través de él por muchas señales: sanaba múltiples enfermedades, resucitaba muertos, multiplicaba los alimentos, caminaba sobre el agua, calmaba tempestades, liberaba endemoniados
6. Eran celosos de las cosas de Dios. En el caso de Moisés, una y otra vez se muestra la pasión y el celo que tenía por el respeto a Dios, y se expresaba a través de su fuerte carácter: su desesperación por la infidelidad del pueblo, su actitud al romper las tablas de los 10 mandamientos, su constante reclamo por tener que soportar al pueblo… En el caso de Jesús, su pasión y el celo por el respeto a Dios también se expresaba a través de su fuerte carácter: sus predicaciones confrontando a los religiosos, sus prácticas poco ortodoxas, su actitud al voltear las mesas de los comerciantes en el templo
7. Ambos se convirtieron en modelos a seguir.

A pesar de todas las similitudes, hay una diferencia fundamental entre ellos: mientras que el ministerio de Moisés murió con él, el ministerio de Jesús se cumplió con su muerte.
La obra de Moisés fue finita, porque a pesar de ser recordado y respetado en nuestros días, todas las cosas que hizo no tuvieron mayor trascendencia en el estilo de vida del pueblo de Israel, pues continuaron viviendo igual o peor que antes; el propósito de su ministerio no tuvo continuidad, por lo que no perduró, ya que el pueblo de Israel eventualmente volvió a caer en esclavitud varias veces.
La obra de Jesús es infinita y no caduca, porque a pesar de que murió, también resucitó y todas las cosas que hizo son trascendentales, porque las sigue haciendo en nuestros días y renueva nuestro entendimiento constantemente por la obra de su Espíritu, lo que nos lleva a ser mejores cada día; el propósito de su ministerio es replicable, por lo que perdura hasta nuestros días, ya que la libertad que brindó hace 2011 años la sigue dando hoy a cualquiera que la acepte.
La estrategia de salvación, había sido ya utilizada por Dios a través de Moisés para revelarnos la obra que Jesús haría 1500 años después. Dios estaba sentando las bases para lo que había de venir, es decir, Moisés era la sombra de lo que Jesús sería.
El ministerio de Jesús trasciende al de Moisés por una enorme ventaja. Mientras que la libertad que vino a través de Moisés consistía en cambiarlos de lugar (sacarlos de Egipto y llevarlos a la tierra prometida), la libertad que vino a través de Jesús consistía en cambiarlos de corazón: ya no se trataba sólo de ser libres externamente, sino de que tuviéramos libertad en nuestro interior, para ser verdaderamente libres.
¿Cómo es que Jesús trasciende a Moisés?
a) Por medio de Moisés Dios dio mandamientos, pero Jesús los cumplió y los redefinió.
b) Por medio de Moisés el pueblo conoció de Dios, pero a través de Jesús conocemos a Dios.
c) Por medio de Moisés el pueblo tuvo la tierra prometida (herencia terrenal), pero a través de Jesús tenemos el Reino de los cielos (herencia celestial).
d) Por medio de Moisés el pueblo obtuvo identidad, pero a través de Jesús tenemos legitimidad (no sólo decir que eres, sino serlo realmente).
e) Por medio de Moisés el pueblo tuvo su independencia, pero en Jesús tenemos dependencia (relación cercana con Dios).
f) Por medio de Moisés el pueblo tuvo la ley, pero en Jesús tenemos la gracia.

El reto más grande de Jesucristo, se basa en la perfección con la que ejecutó el plan de salvación, esto es, el haberse mantenido recto y firme en el cumplimiento de su ministerio. Fue tentado, insultado, provocado, menospreciado, burlado, ignorado, perseguido, difamado, traicionado, golpeado, humillado, azotado… mientras que Moisés, por un momento pierde de vista su objetivo, y en un arranque de ira ofende a Dios con su forma de actuar, que fue lo que finalmente le impidió entrar a la tierra prometida.
Donde un protagonista falló, el otro se mantuvo fiel hasta la muerte, y muerte de cruz, para que pudieras ser verdaderamente libre.
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un gran sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” –Hebreos 4:14-16-